A continuación se publican los relatos de los alumnos ganadores y un relato de nuestra educadora María Campos. Espero que os guste.
La
madre y sus 7 hijos.
Alba
Reyes Martínez.
3 º E.S.O.
Había
una vez un hombre que vivía en casa de su madre con sus hermanos, eran 7
hermanos, un día el padre murió y el mayor se tuvo que ir a trabajar para
mantener a la familia, sin embargo, el hermano que le seguía que era ese hombre
le tocó encargarse de las tareas de la casa cuando la madre se puso enferma,
todos los hermanos se fueron de la casa y solo se quedó él al cuidado de su
madre se puso enferma. Este apenas tuvo vida social porque estaba todo el día
haciendo tareas de cuidado de su madre, y cuando tenía un rato libre era para
descansar. Un día decidió plantearles a los hermanos que si podían cuidar de su
madre algunos días para que él saliera. Sus hermanos y hermanas no pusieron
atención y le dijeron que vale, que más adelante ya verían, pero nunca hacían
nada. El hombre estaba ya muy agobiado y harto, pero pensaba que era su madre y
no podía hacer nada porque ella también se había ocupado de él.
Un
día cuando se fue a hacer la compra vio un cartel en la puerta del supermercado
en el que ponía que iban a abrir una residencia de ancianos, él pensó en meter
ahí a su madre ya que ninguno de sus hermanos le ayudaba. Un lunes la llevó a la residencia, al
principio le dio pena pero así él podría descansar más.
Cuando
se iba de allí el hombre se mareó y se cayó al suelo, otra mujer que iba a
llevar también su padre a la residencia le ayudó y lo llevó a su casa para
curarlo. Hablaron y sus historias eran más o menos parecidas, se enamoraron.
Los fines de semana iban juntos a ver a sus padres allí y este hombre fue feliz
por fin.
Nerea Hernández Gil
2º E.S.O.
Esto
era un día feo, lluvioso, aburrido,…un
día en el que nadie salía a la calle…, excepto Mucha Marcha, una princesa de
fuerte carácter, valiente y luchadora. Ese día decidió salir a dar un paseo y
se encontró con el príncipe Poca Marcha, un príncipe rellenito. Ese día decidió
salir a dar un paseo y se encontró con el príncipe Poca Marcha, un príncipe
rellenito y muy muy soso,… La princesa Mucha Marcha que lo vio tan serio y
aburrido que le dijo que si le apetecía ir con ella en busca del dragón
Malvadín, un gran fiero dragón y el muchacho, ya que estaba muy aburrido la
acompañó. Cuando llegaron a la cueva del dragón, el príncipe Poca Marcha,
estaba muy asustado y no dejaba de llorar y de decir: ¡Noo, me da miedo,
socorro, mamááá! A lo que la princesa le respondió con chillido:
¡Calla
quejica!
Cuando
por fin entraron en la cueva, escucharon sollozos, por lo que el príncipe más
se asustó, la princesa lo cogió de la oreja y lo arrastró hasta el final de la
cueva donde se encontraron al dragón llorando…Le preguntaron que qué le pasaba
y el dragón les dijo entre llantos: ¡Yo no soy malo, es que los humanos han
robado a mi bebé mientras yo fregaba los platos y mi novia dragona trabajaba!
La
princesa que era muy valiente decidió ayudar al dragón a encontrar al bebé
dragón, y el príncipe que era un chico listo se dio cuenta de que había huellas
y decidieron seguirles. Llegaron a una aldea donde todos y todas los habitantes
eran muy fuertes, pero eso a la princesa no le asustaba y les pidieron muy
educadamente que les devolvieran al dragoncito pero estos respondieron: ¡NO!
¡AL ATAQUE! Y empezaron a pelear. El príncipe se asustó mucho y se escondió
entre unos arbustos pero viendo que la princesa necesitaba ayuda salió en su
rescate y todos juntos lograron derrotarlos y rescatar al dragón..
María Campos
LA ALDEANA SIN MIEDO
Un cuento para el concurso
Érase una vez un cuento al revés, para sacar a relucir el potencial de las
mujeres.
Hace mucho tiempo, en una
montaña suiza, una aldea vivía en paz y quietud. Las gentes se dedicaban a sus
labores tradicionales y pasaban los días según sus costumbres ancestrales,
labrando la tierra, ordeñando sus vacas, almacenando los granos de sus
cultivos… hasta que un día, en el horno del panadero, surgió un incendio que
arrasó las casas.
La vida detuvo su ciclo y toda
la aldea se volcó durante meses en las arduas labores de restauración, que
dieron como resultado una aldea aún más bella, ornamentada con flores en
jardines y balcones, una calle principal de comercios, un colegio, una iglesia
y un teatro.
Todos estaban orgullosos de su
contribución y disfrutaron de su obra hasta que, dos años después, una noche de
teatro, cayó una vela de gran araña del techo al patio de butacas provocando un
nuevo fuego que destruyó casi todo el pueblo.
Los habitantes quedaron
desolados y desesperados. El alcalde convocó a albañiles, arquitectos,
inventores…para buscar una solución con el fin de evitar una nueva desgracia.
A la reunión acudieron
cincuenta hombres con planos, informes, ideas. Y también apareció una chica, la
hija del herrero. Sin embargo, ofendidos, los hombres no permitieron su
entrada, dejándola fuera y sin atender su propuesta, ya que no tenía estudios
porque las mujeres de aquella aldea se dedicaban a labores domésticas y
agrícolas y no acudían a la escuela por tradición.
Aquella misma noche, la
aldeana sin miedo, se las ingenió para entrar en la casa del alcalde y
exponerle su idea. Inspirada en las norias de agua que abastecían de agua y
energía la fragua de su padre, se le ocurrió que si en el techo de cada
edificio se instalaba un colector de agua de lluvia con compuertas, en el
momento en que se iniciase un incendio podrían abrir las compuertas por medio
de cuerdas y poleas de las casas afectadas, apagando el fuego al instante, lo
cual constituía un mecanismo mucho más rápido que las largas colas de gente
pasándose cubos desde la fuente de la plaza hasta las llamas.
El alcalde, impresionado,
convocó a sus hombres al día siguiente para explicarles que se haría lo que la
joven había ideado. Y así rehabilitaron el pueblo, quedando éste de nuevo
impecable, pero esta vez, con un colector de agua bajo el techo de cada
edificio.
Al verano siguiente se declaró
un incendio en el silo del grano, que afectó a las casas más próximas. Los
habitantes del barrio activaron sus colectores, abriendo sus compuertas para
dejar caer toda el agua al interior de los edificios, apagando el fuego en los
afectados y mojando las estructuras de los colindantes, evitando así que
prendieran.
Al día siguiente del suceso,
el alcalde rindió homenaje a la joven ingeniosa, de la que destacó sus
cualidades. Como reconocimiento le pusieron una estatua en la plaza del pueblo
y desde aquel día decidieron escolarizar a todas las niñas, ya que se habían
dado cuenta de todo lo que podían aportar las mujeres de la villa con su
ingenio, que por costumbres ancestrales e injustas mantenían dormido.
La joven abrió un taller para
emprendedores, allí se experimentaba y se construían nuevos inventos que
hicieron de aquel pueblo el más próspero y moderno del entorno.
FIN
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