jueves, 15 de mayo de 2014

RELATOS CORTOS DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA

Como parte de las actividades programadas el pasado día 8 de marzo se realizó un taller de relatos cortos. 
A continuación se publican los relatos de los alumnos ganadores y un relato de nuestra educadora María Campos. Espero que os guste.





La madre y sus 7 hijos.
Alba Reyes Martínez.
3 º E.S.O. 

Había una vez un hombre que vivía en casa de su madre con sus hermanos, eran 7 hermanos, un día el padre murió y el mayor se tuvo que ir a trabajar para mantener a la familia, sin embargo, el hermano que le seguía que era ese hombre le tocó encargarse de las tareas de la casa cuando la madre se puso enferma, todos los hermanos se fueron de la casa y solo se quedó él al cuidado de su madre se puso enferma. Este apenas tuvo vida social porque estaba todo el día haciendo tareas de cuidado de su madre, y cuando tenía un rato libre era para descansar. Un día decidió plantearles a los hermanos que si podían cuidar de su madre algunos días para que él saliera. Sus hermanos y hermanas no pusieron atención y le dijeron que vale, que más adelante ya verían, pero nunca hacían nada. El hombre estaba ya muy agobiado y harto, pero pensaba que era su madre y no podía hacer nada porque ella también se había ocupado de él.
Un día cuando se fue a hacer la compra vio un cartel en la puerta del supermercado en el que ponía que iban a abrir una residencia de ancianos, él pensó en meter ahí a su madre ya que ninguno de sus hermanos le ayudaba.  Un lunes la llevó a la residencia, al principio le dio pena pero así él podría descansar más.
Cuando se iba de allí el hombre se mareó y se cayó al suelo, otra mujer que iba a llevar también su padre a la residencia le ayudó y lo llevó a su casa para curarlo. Hablaron y sus historias eran más o menos parecidas, se enamoraron. Los fines de semana iban juntos a ver a sus padres allí y este hombre fue feliz por fin.




Nerea Hernández Gil
2º E.S.O.



Esto era un día feo, lluvioso, aburrido,…un día en el que nadie salía a la calle…, excepto Mucha Marcha, una princesa de fuerte carácter, valiente y luchadora. Ese día decidió salir a dar un paseo y se encontró con el príncipe Poca Marcha, un príncipe rellenito. Ese día decidió salir a dar un paseo y se encontró con el príncipe Poca Marcha, un príncipe rellenito y muy muy soso,… La princesa Mucha Marcha que lo vio tan serio y aburrido que le dijo que si le apetecía ir con ella en busca del dragón Malvadín, un gran fiero dragón y el muchacho, ya que estaba muy aburrido la acompañó. Cuando llegaron a la cueva del dragón, el príncipe Poca Marcha, estaba muy asustado y no dejaba de llorar y de decir: ¡Noo, me da miedo, socorro, mamááá! A lo que la princesa le respondió con chillido:
¡Calla quejica!
Cuando por fin entraron en la cueva, escucharon sollozos, por lo que el príncipe más se asustó, la princesa lo cogió de la oreja y lo arrastró hasta el final de la cueva donde se encontraron al dragón llorando…Le preguntaron que qué le pasaba y el dragón les dijo entre llantos: ¡Yo no soy malo, es que los humanos han robado a mi bebé mientras yo fregaba los platos y mi novia dragona trabajaba!
La princesa que era muy valiente decidió ayudar al dragón a encontrar al bebé dragón, y el príncipe que era un chico listo se dio cuenta de que había huellas y decidieron seguirles. Llegaron a una aldea donde todos y todas los habitantes eran muy fuertes, pero eso a la princesa no le asustaba y les pidieron muy educadamente que les devolvieran al dragoncito pero estos respondieron: ¡NO! ¡AL ATAQUE! Y empezaron a pelear. El príncipe se asustó mucho y se escondió entre unos arbustos pero viendo que la princesa necesitaba ayuda salió en su rescate y todos juntos lograron derrotarlos y rescatar al dragón..



María Campos

LA ALDEANA SIN MIEDO
Un cuento para el concurso Érase una vez un cuento al revés, para sacar a relucir el potencial de las mujeres.

Hace mucho tiempo, en una montaña suiza, una aldea vivía en paz y quietud. Las gentes se dedicaban a sus labores tradicionales y pasaban los días según sus costumbres ancestrales, labrando la tierra, ordeñando sus vacas, almacenando los granos de sus cultivos… hasta que un día, en el horno del panadero, surgió un incendio que arrasó las casas.
La vida detuvo su ciclo y toda la aldea se volcó durante meses en las arduas labores de restauración, que dieron como resultado una aldea aún más bella, ornamentada con flores en jardines y balcones, una calle principal de comercios, un colegio, una iglesia y un teatro.
Todos estaban orgullosos de su contribución y disfrutaron de su obra hasta que, dos años después, una noche de teatro, cayó una vela de gran araña del techo al patio de butacas provocando un nuevo fuego que destruyó casi todo el pueblo.
Los habitantes quedaron desolados y desesperados. El alcalde convocó a albañiles, arquitectos, inventores…para buscar una solución con el fin de evitar una nueva desgracia.
A la reunión acudieron cincuenta hombres con planos, informes, ideas. Y también apareció una chica, la hija del herrero. Sin embargo, ofendidos, los hombres no permitieron su entrada, dejándola fuera y sin atender su propuesta, ya que no tenía estudios porque las mujeres de aquella aldea se dedicaban a labores domésticas y agrícolas y no acudían a la escuela por tradición.
Aquella misma noche, la aldeana sin miedo, se las ingenió para entrar en la casa del alcalde y exponerle su idea. Inspirada en las norias de agua que abastecían de agua y energía la fragua de su padre, se le ocurrió que si en el techo de cada edificio se instalaba un colector de agua de lluvia con compuertas, en el momento en que se iniciase un incendio podrían abrir las compuertas por medio de cuerdas y poleas de las casas afectadas, apagando el fuego al instante, lo cual constituía un mecanismo mucho más rápido que las largas colas de gente pasándose cubos desde la fuente de la plaza hasta las llamas.
El alcalde, impresionado, convocó a sus hombres al día siguiente para explicarles que se haría lo que la joven había ideado. Y así rehabilitaron el pueblo, quedando éste de nuevo impecable, pero esta vez, con un colector de agua bajo el techo de cada edificio.
Al verano siguiente se declaró un incendio en el silo del grano, que afectó a las casas más próximas. Los habitantes del barrio activaron sus colectores, abriendo sus compuertas para dejar caer toda el agua al interior de los edificios, apagando el fuego en los afectados y mojando las estructuras de los colindantes, evitando así que prendieran.
Al día siguiente del suceso, el alcalde rindió homenaje a la joven ingeniosa, de la que destacó sus cualidades. Como reconocimiento le pusieron una estatua en la plaza del pueblo y desde aquel día decidieron escolarizar a todas las niñas, ya que se habían dado cuenta de todo lo que podían aportar las mujeres de la villa con su ingenio, que por costumbres ancestrales e injustas mantenían dormido.
La joven abrió un taller para emprendedores, allí se experimentaba y se construían nuevos inventos que hicieron de aquel pueblo el más próspero y moderno del entorno.


FIN


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